La Tecnología Educativa desde mi visión estudiantil.

Desde hace varios años he observado con asombro el avance imparable de la tecnología en todos los ámbitos de la vida. En el sector educativo, la convergencia entre la tecnología educativa y los algoritmos de Inteligencia Artificial Generativa abre posibilidades innovadoras y transformadoras que me impresionan profundamente. La tecnología educativa, entendida como el conjunto de herramientas, procesos y recursos que potencian los procesos de enseñanza y aprendizaje, ya no es simplemente un soporte extra – es un agente activo que redefine cómo se produce y se comparte el conocimiento.

He aprendido que la tecnología educativa abarca desde dispositivos tradicionales y entornos virtuales hasta aplicaciones interactivas que facilitan la personalización del aprendizaje. Este conjunto de herramientas actúa como puente entre la teoría y la práctica, permitiendo que tanto docentes como estudiantes aprovechen recursos multimedia, simuladores y plataformas colaborativas para superar barreras geográficas y conceptuales. Personalmente, considero que esta diversificación de herramientas no solo enriquece el proceso educativo, sino que lo transforma en una experiencia más inclusiva y dinámica.

 Integración de la Inteligencia Artificial Generativa

La llegada de la Inteligencia Artificial Generativa representa un antes y un después en la educación. Los sistemas basados en esta tecnología pueden producir contenido de forma original, adaptar materiales y proporcionar retroalimentación inmediata. Este paradigma emergente, que he explorado a través de artículos y estudios recientes, me indica que la IAGen no solo automatiza tareas repetitivas, sino que también permite personalizar el aprendizaje según el perfil de cada estudiante. Imaginar un aula en la que cada alumno recibe contenidos hechos a su medida es, para mí, el inicio de una revolución pedagógica que fomenta tanto la autonomía como el pensamiento crítico.

Esta integración me inspira a replantear mi propia visión del rol docente. La posibilidad de contar con herramientas que análisis y guían el proceso de aprendizaje permite redirigir energías hacia aquellas actividades que requieren la presencia humana: la motivación, el debate, la discusión ética y la orientación personalizada. Es en este contexto donde la tecnología se transforma en un aliado estratégico y no en un reemplazo del docente.

Uno de los aspectos que más me enamora de este nuevo escenario es el cambio de paradigma que exige la formación docente. La enseñanza tradicional—donde el profesor se erige como depositario del saber—queda atrás. La investigación que he consultado subraya que el futuro del docente implica asumir un rol de orientador y guía, fomentando espacios donde el estudiante construya activamente su propio conocimiento.

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Liz Minerva Parra A.

Soy Liz Parra, estudiante de Educación Mención Informática, en la universidad dominicana O&M, en el recinto Espaillat, Moca.